Nada (por Henry Garay Vargas "Azazaellius Aqueronta Rex")

Nada
Técnica mixta (acuarela, tintas), 2018
Maggy

Ya no hay nada. ¡Nada! Todo estuvo siempre allí: ¡Temblores! Humores, temores, sudores, amores y deserciones. La soledad y compañía fornicando constantemente con el utilitarismo básico de la vida en continua necedad y esperanza. Siempre ahí, como un pez y lagarto en espera de dirigir millones de destinos. Nada, como un pinche mesías ojete de cabellos blancos y dientes perfectos.

Nunca ningún amante es perfecto
ni tiene la sonrisa adecuada.
No siempre dice la palabra dulce;
a veces, ni siquiera sabe hacer el amor.
Pero la magia del momento
toca muy bien su blues.
[1]

   Mirares ajenos en los asientos del metro, distancias que se acercan y se alejan al escuchar las bocinas, los avisos y la marcha no continua porque el tururú nos cierra las puertas; discos mp3 con los mejores éxitos, cepillos dentales, llaves, candados para celular, papelitos exigiendo ayuda, galletas, conciertos para una voz, una viejecita cargando a su nieto, un cabrón millenial usando el asiento reservado, tres putas retocándose la medias, mis pensamientos sobre cómo debo hilar un buen cuento y, ¡Nada!
   Todo se suspendía en la lágrima de un momento.

Hay días en que me desmorono
como la sombra de una viuda arruinada.
Vivo el peligro de morderme las encías,
de recordar que sólo soy un malherido.

Aún ahora todo permanece igual, inerte, atando historias con un hilo en las palabras de Bécquer o Baercker, en las blasfemias de Baudelaire, las eroticidades de Joyce o Miller; en las vivencias de Rimbaud y las otredades de Lizalde. Todo está ahí, suspendido en la angustia, en la lujuria, en el caos y el deseo, en los lentes de López Dóriga, en la fingida lucha del bien contra el mal sobre un cartel en un puesto de periódicos. En pensar, pensarte, en querer acercarme más y no encontrar la palabra correcta. En cómo he de sobrevivir mañana si ya sólo me quedan veinte pesos.

Y ¿Saben? Cómo deseo un cigarro
que se consuma en diez años,
beberme mi vida a sorbitos
como si fuera una cuba.

   Somos mundos totalmente opuestos, alter egos que chocan porque sólo así podrían darle sentido a una rola que el ingenio de Pascual pudo haber compuesto, universos que Real pudo unir, pero que se fragmentaron por el ensordecedor gusto (de un pinche cajero) por el estruendo rítmico de un microbús y la música de banda.
Y bueno, a ti, que me has visto
con la reuma de esas noches,
no pagues por conocer
cómo se fue tu pubertad en esos blueses.
Al final siempre vas a odiarlos.

   Y no hay nada, sólo la música destilando fragmentos.

No me sigas, no me tientes,
no me pidas que te desvista, no...

   Una chelita instando poemas y lecturas sádicas, mientras del Buchanans y el aguardiente emanan necrófagos versos. La piel arrojada al vacío, calcinando perversiones, un insospechado cáncer –no definido- causando tormentas y granizadas en el desierto, la tos, los mocos y la fiebre estornudando falacias y recuerdos que escapan al confundirse con el smog en una urbe infectada de tanto diciembre, de tanto enero, febrero, septiembre y noviembre. Tres masturbaciones como ritual alimenticio, una dieta de galletas bajas en sodio y tés de sobriedad para recobrar la falta de inspiración, La imagen de un desnudo no artístico como fondo de pantalla en mi celular y tres mensajes sin contestar. Nada.

No necesito una amante ahora,
déjame tranquilo.
Quiero mirar mis propias dudas
desde el puente del valor,
arrojarme hacia la noche
de la noche vengo yo.

   Madero hasta la madre de tanta gente, estatuas humanas, humorísticas botargas recreando súper héroes, perros disfrazados de renos y duendes. Nada, lo de siempre: un café en Samborns o en el Seven, un dorado en la Alameda central, una coca en el Teatro, una vista rápida a los murales (las tortas de metro revolución ya no son lo mismo) una carrera fugaz a los baños (ya mamé 044 55 19 1…..) santa closes (de closet) reyes magos terroríficos, las obras del metrobús y los pinches ambulantes congestionando aún más las imperiosas necedades que obstruyen mi nariz. Mis memorias: Exposición Temporal “Mis eternos demonios internos” Bar Escándalo Zona Rosa, Exposición Temporal Cartonería y Alebrijes, Tianguis Cultural del Chopo… ¡A la mierda! todo por temporadas, luces, foquitos, arbolitos, mierda, ¡Escándalo! El metro saturado por tanto inconsciente que masculla encabronado no haber entrado a la pista.

Pude besarte la cintura,
adorarte, pero no.
Cada palabra sería un incendio,
una grave insinuación;
y me escondo en el silencio
en silencio vivo yo.

   —Y ni un pinche kleenex para sonarse tanta quimera. 
   No hay nada, sólo queso añejo y Sangre de Cristo alimentando a los parásitos, mentadas de madre reclamándole al árbitro— Dios es quien sanciona éste juego. —, dolor de cabeza, ojos chillantes, mocos y fiebre. Y no hay nada, compras de pánico, gorritos ridículos, orejeras y bufandas, como si estuviésemos en Groenlandia. Ja. Todos envidian este abrigo. El polo norte y el sur, opuestos, pero son lo mismo.
   Quesadillas de papa, tacos de canasta o suadero  ¿y no hay nada? […El fundamento de la obligación no debe buscarse en la naturaleza del hombre o en las circunstancias del universo…[2]], hochos de a tres por quince, elotes y esquites, jarritos de cuatro por diez pesos […Así, pues, las leyes morales, con sus principios, se diferencian, en el conocimiento práctico, de cualquier otro que contenga algo empírico; y esa diferencia no sólo es esencial, sino que la filosofía moral toda descansa enteramente sobre su parte pura, y, cuando es aplicada al hombre, no aprovecha lo más mínimo del conocimiento del mismo –antropología- sino que le da, como ser racional, leyes a priori…].
   —Es de cooperación voluntaria.
   —No me chingues.
   […Estas leyes requieren ciertamente un juicio bien templado y acerado por la experiencia para saber distinguir en qué casos tienen aplicación y en cuáles no, y para procurarles acogida en la voluntad del hombre y energía para su realización, pues el hombre, afectado por tantas inclinaciones, aunque es capaz de concebir la idea de una razón puras práctica, no puede tan fácilmente  hacerla eficaz in concreto en el curso de su vida…].

Quiero mirar mis propias dudas

   ¡Y no hay nada! Puta, por ello, prefiero guardar silencio porque sólo así, puedo escuchar mi diálogo interno y no dejarme llevar por los gritos en mi corazón y las voces en mi cabeza.

desde el puente del valor

   Todo son actos volitivos…
   Polos totalmente opuestos. Un categórico imperativo…

despertarme con tu ausencia

   Pinche frío, ¡Cuántas ganas tengo de una buena chaqueta!

¡Cuánta ausencia, digo yo!...




[1] Letra de “Déjame tranquilo” de Real de Catorce
[2] Crítica de la razón pura práctica. Kant, Imanuelle.

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